lunes, 30 de marzo de 2009

Él...


Hoy quiero hablar sobre él. ¿Quién es él? Es la persona más fascinante que conozco. Tiene esa increíble habilidad para hacerme sentir segura, para que yo crea que a su lado nada puede ocurrirme. Él es mi príncipe azul, guapo, alto, con unos ojazos azules que impresionan, mirada dulce y sonrisa encantadora, un sentido del humor un tanto curioso, bondad infinita...podría decir TANTO sobre él.

Sin embargo, yo tengo la puñetera costumbre de no valorar lo que realmente me importa, y a veces le noto tan lejos que hasta duele. Intento acercarme y dejar de lado lo que le hace sufrir, pues desde que toda esta loca aventura empezó, él vive y respira por mi y jamás haría nada que me hiciese daño. Pero yo no, yo no he hecho eso con él. No sólo no he besado el suelo que él pisa, sino que lo he ensuciado más.

Un día, cuando la situación no se puede mantener más, te planteas realmente cuán importante es en tu vida. Él es demasiado importante en mi vida, me guste reconocerlo o no, estoy enamorada, y ese sentimiento dificilmente se oculta o se olvida. Entonces, en mitad de tus pensamientos llega él y con toda la elegancia posible, te da un ultimátum. (Joder, si esque hasta para eso es chulo!) Y nada, tu como una gilipollas te pones a pensar y te das de hostias con las paredes porque estás a punto de echar a perder algo tan bonito (que por cierto, nunca has tenido) y vas a perder una de las personas más maravillosas que conoces.

Pero bueno, hablas con él, le explicas por qué haces las cosas (aunque no lo sabes ni tú, pero por lo menos lo intentas) y él te explica lo que siente/piensa. Y todo esto después de haber pasa un fin de semana increíble, solos, juntos, sin salir de casa, disfrutando de cada segundo juntos, cada mirada, cada beso, cada abrazo, cada caricia robada.

Quizá él algún día sepa ver que le amo, muy a mi manera, pero al fin y al cabo le amo. Quizá el destino nos una más o nos separe, pero como él mismo me ha dicho: "Te estaré esperando"

viernes, 27 de marzo de 2009

Lo que nunca se dice


Hay cosas en la vida, que simplemente nunca decimos. Bien por miedo a la respuesta, bien porque pensamos que por decirlas en voz alta van a ser más o menos ciertas, bien porque simplemente no nos atrevemos o bien porque pensamos que podremos solucionarlo antes de que sea irreversible.

Si algo he aprendido en estos últimos meses, es que NUNCA hay que callarse nada. Vale, puede que algo sea tan, tan grave que cueste decirlo. Puedes pensarlo durante días, sí, pero al fin y al cabo es mejor decirlo. Y por supuesto, no taparlo con mentiras. A ver, omitir no es malo, mentir SI.

Y ¿por qué digo todo esto? Porque a veces todos necesitamos un poco de franqueza por parte de los que nos rodean. Necesitamos esa sinceridad que a veces no encontramos, necesitamos que nos digan qué estamos haciendo mal (y ya si de paso nos ayudan a hacer las cosas bien, vamos, la hostia). Siempre me he sentido orgullosa de ser una persona franca y sincera, aunque a veces eso no me haya favorecido mucho. Pero creo que es importante en la vida, y más si hablamos de una amistad.

Hoy en día la amistad está sobrevalorada (en cuanto a cantidad se refiere). Hace unos años, cuando todos eramos un poco más peques, tú estabas contenta con tus 3 amigas, te lo pasabas pipa, los fines de semana dormíais todas en una mini habitación como sardinas en lata y al día siguiente llegabas a casa y le contabas a tu madre lo bien que te lo habías pasado con "A", "B" y "C". Pero hoy...hoy las cosas son muy diferentes. Hoy en día, si no tienes más de 20 amiguit@s del alma eres un friki, o un rarito o asocial. (Pero claro, ya me dirás como metes a tus 20 amiguit@s del alma en una habitación, más que sardinas ibais a parecer japoneses en el metro a hora punta).

Claro, que habría que establecer unas diferencias. Mientras que antes, cuando tenías un problema, "A", "B" y "C" estaban ahí para ayudarte en lo que fuera, ahora primero debes elegir entre "A" y "S", y después esperar a que alguno te haga caso. Todos son muy amigos hasta que tienen algún problema, entonces los tíos se llaman cabrones entre sí y las tías zorras. A la mínima nos echamos cosas en cara, decimos todo aquello que nunca nos atrevimos a decir por miedo a una posible exclusión social, y lo peor de todo es que ya incluso nos inventamos barbaridades con tal de dañar al otro.

¿De qué sirve tener tantos "amigos"? ¿Cuántos son, en realidad, amigos de verdad? Mi madre siempre me han dicho que los amigos se cuentan con los dedos de una mano...y yo puedo decir que sí, conocidos tengo muchos, pero amigos...me sobran dedos.

Por eso creo que los pocos amigos que tenemos, debemos cuidarlos pase lo que pase, debemos apoyarlos siempre y no darles la espalda a la primera de cambio. Quizá algún día las cosas cambien y lo que un día no quisimos/pudimos evitar, luego no seamos capaces de volver a construirlo.